No es solo un apellido ni una historia heredada. Juliana Díaz lleva a Cobreloa en la sangre y en la voz. Hija de José Luis “el Pepe” Díaz, uno de los ídolos históricos del club, su vínculo con la camiseta naranja se forjó mucho antes de las redes sociales: nació en los años vividos en Calama.
Hoy, Juliana se ha transformado en una de las nuevas influencers de TikTok e Instagram, realizando videos sobre Cobreloa, donde comparte su opinión y cercanía con el club, conquistando a la hinchada loína. Su mirada no nace desde la pose ni el personaje, sino desde la experiencia. Porque Juliana no solo habla de fútbol: lo jugó, lo estudió y lo vivió con pasión.
En conversación con Cancha y Calle, la influencer argentina abre su corazón y define, con palabras simples pero profundas, lo que significa Cobreloa en su vida.
“Cobreloa para mí es familia”
“Si tengo que definir a Cobreloa en una sola palabra, es familia. Desde que vi por primera vez ese color naranja, cuando llegamos a Calama siendo chica, me llamó mucho la atención. Me acuerdo clarito que pensaba: ¿cómo un club puede tener ese color, esa camiseta? Después, toda la historia y mi propia vida hicieron que Cobreloa pasara a ser parte de mi familia, hoy lo llevo todos los días en el corazón”.
Juliana no duda al describir al club como un reflejo de su gente: “Es un club que no se rinde, que representa a su gente. Yo lo llevo todos los días en el corazón”.
Redes sociales, respeto y aprendizaje
Su irrupción en redes sociales no fue planificada. “La idea nació de manera espontánea. Empecé opinando y analizando partidos, justo en un momento en que a Cobreloa le empezaron a salir las cosas bien. Me di cuenta de que a la gente le gustaba esa mirada más cercana”.
Sin embargo, reconoce que al inicio sintió el peso de la responsabilidad. “Tenía miedo de equivocarme, de decir algo mal. Pero con el tiempo entendí que, mientras lo haga con respeto y conocimiento, está bien. Yo estudié mucho a Cobreloa, a los jugadores y a lo que estaba pasando”.
Ese proceso tuvo un guía claro: su padre, “mi papá siempre me dijo que, si iba a hacer esto, tenía que aprender, opinar desde mi punto de vista, pero sabiendo de lo que hablo y siempre con respeto. Eso fue lo que hice, y creo que eso también gustó”.
El cariño de la hinchada y la memoria histórica
La respuesta de los hinchas ha sido uno de los aspectos más emotivos de esta experiencia.
“Muchos me escriben con cariño, me comparten recuerdos de mi papá, me mandan fotos. Eso me emociona mucho, porque demuestra que el club une generaciones y que, incluso con nuevas plataformas, el cariño por Cobreloa sigue vivo”.
Para Juliana, ese cruce entre historia y presente es clave y deberían perderse nunca: el compromiso, el sentido de pertenencia y el respeto por la camiseta y por estos colores”.
El Cobreloa de hoy y la esperanza del mañana
Juliana analiza el presente con mesura y convicción, “no ganamos la final, pero dejó un aprendizaje enorme: Cobreloa volvió a despertar. Veo un equipo en lucha, en aprendizaje. A los jugadores les diría que la hinchada está, que los acompaña y valora el esfuerzo”.
Y al hincha, un mensaje claro: “Que siga creyendo, porque Cobreloa es resiliencia pura”.
Sobre las comparaciones con el pasado, es honesta, “el Cobreloa del 2003–2004 nunca va a ser el mismo que el de hoy, como tampoco fue igual al de los años 80. El fútbol cambia, las generaciones cambian. Lo importante es que los valores no se pierdan”.
Una herencia que sigue viva
El legado de José Luis Díaz no es una carga, sino un orgullo, “mi papá siempre nos transmitió que defender este escudo era un honor. Nos enseñó a amar el fútbol con compromiso y respeto”.
Sus recuerdos están profundamente ligados a la camiseta naranja, “verlo jugar era un honor. Más allá de ser mi papá, era mi ídolo. Lo daba todo, quería superarse partido a partido. Cobreloa siempre estuvo presente en mi vida, desde mi casa hasta la cancha”.
Hoy, Juliana Díaz construye su propio camino, sin renegar de la historia, pero escribiendo una nueva página. Con voz propia, pasión genuina y una conexión real con la hinchada, la influencer y musa loína ya no es solo herencia: es presente y futuro.