Entre el mar, la arena y la música, un grupo de mujeres en su mayoría adultas mayores se reúne tres veces por semana en el Balneario Municipal de Antofagasta para entrenar cuerpo y mente. Aquafit Dance no es solo ejercicio: es energía, vínculo y calidad de vida al aire libre.
Lo que comenzó como un entrenamiento personal terminó convirtiéndose en un proyecto comunitario con impacto real. Aquafit Dance nació hace dos años, cuando Wilson Escobar Riascos, licenciado en Educación Física, Recreación y Deporte, decidió pausar su rutina para responder a una solicitud inesperada.
“Las chiquillas me pidieron que les hiciera clases, yo entrenaba acá solo. Dejé mis entrenamientos y me dediqué a este proyecto tan bonito, en honor a los adultos mayores que están en sus casas y no se mueven”, cuenta Escobar, asesor en Metabolismo y Nutrición Integral y personal trainer.
Hoy, Aquafit Dance se realiza lunes, miércoles y viernes, de 9:00 a 10:00 horas, durante todo el año, sin importar la temporada. “Rompemos el mito de que en invierno la gente se enferma. El entrenamiento, la alimentación y la naturaleza fortalecen el sistema inmune”, explica el profesor.
Más que ejercicio, una forma de vivir
Para quienes participan, el impacto va mucho más allá de lo físico. Erika Figueroa, de 72 años, es una de las integrantes más antiguas del grupo y resume la experiencia con convicción: “Esto es salud emocional y física, tenemos arena, agua, sol… vitalidad pura. Entrenamos todo el año, incluso en invierno”.
La comunidad que se ha formado es uno de los sellos del proyecto, Carolina Cruz, quien llegó desde Santiago y se integró en febrero, destaca la energía del grupo: “Las mujeres que entrenan acá son un modelo a seguir, ojalá llegar a los 80 años cómo están ellas. Entrenar al aire libre, conectadas con el mar, es algo que no se vive en un gimnasio”.
A eso se suman espacios de convivencia que refuerzan el sentido colectivo: desayunos saludables, asesoría nutricional, paseos, cenas y celebraciones de aniversario.
El cuerpo como terapia
Verónica Rivera, de 64 años, llegó a Aquafit Dance por recomendación médica tras sufrir artrosis grado cuatro. Hoy, su realidad es otra. “Ya no tengo problemas de artrosis, no tomo medicamentos, me siento increíble. Esto es una terapia, sobre todo para personas mayores que se sienten mal o con depresión”.
Cómo sumarse
Quienes quieran participar pueden acercarse directamente a la playa del Balneario Municipal en los horarios de clase. También pueden contactar a Wilson Escobar a través de su Instagram @WillerBodyFit_
Aquafit Dance demuestra que el deporte, cuando se vive en comunidad y con sentido, puede convertirse en un verdadero motor de bienestar, libertad y alegría frente al mar.